De la Felicidad
  
Grandes pensadores ya hablaron del tema pero eso no evita que me eche mi fumada.

La felicidad es un estado emocional muy sensible que puede ir y venir por factores internos o externos a la persona que alcanza dicho estado de ánimo. No es sólo la decisión individual la que nos permite ser felices. Nuestros pensares, nuestra sensación física así como la información percibida del exterior por nuestros sentidos puede influir para llevarnos de un estado de felicidad a cualquier otro de los estados de ánimo que cualquier ser humano puede sentir.

Un olor, un recuerdo, un sabor, un día soleado o lluvioso, la muerte de alguien cercano, una mala acción de alguien de confianza, alguna catástrofe humana en algún lugar del mundo, el observar la destrucción paulatina y sin retroceso de la naturaleza, tener una enfermedad, el no encontrar la verdad de algún absoluto, el no saber respuestas a preguntas de la vida, etcétera.

A veces cosas tan banales como el estar en medio del tráfico, los zapatos apretados, el estar sudados, el no encontrar como resolver un problema en el trabajo o en la escuela, alguna discrepancia con la novia o el novio nos hacen sentir miserables.

Pero también la sonrisa de un hijo, el abrazo de un hermano, las palabras de nuestros padres, una flor, un perro jugando nos pueden hacer en extremo felices.

Muchas veces perdemos el sentido de la vida por cosas profundas y/o banales (¿Cuál es ese sentido? Asumo aquí que cada quien tiene un sentido definido en su mente).

Un mismo factor exterior puede ocasionarnos una alegría infinita así como una desazón profunda o un estado filosófico indefinible.

Por ejemplo, la sonrisa de un hijo o una hija nuestros nos pueden provocar mucha felicidad porque fuimos capaces de provocar ese sentimiento de alegría a un ser amado pero también puede causar desazón por la impotencia de no poder dejar de forma perenne dicha sonrisa (tanto en el rostro como en el alma) en ese ser, porque sabemos que esa sonrisa puede ir y venir con el oleaje de la vida así como lo experimentamos en carne propia.

Los seres humanos fuimos creados para sentir una gama de sensaciones y estados anímicos diversos que enfocarnos en el sentimiento de la felicidad se me antoja un esfuerzo innecesario y que desprecia los otros estados anímicos que nos fueron otorgados y desde los cuales podemos aprender, reflexionar, sobrevivir, hacernos más fuertes, actuar y no sé que más cosas.

La felicidad es tan sólo una parte del conjunto de sentimientos que podemos tener y la misma felicidad se compone de una infinidad de fuentes que la pueden generar.

¡Sintamos pues! Aprovechemos que podemos hacerlo y disfrutemos lo disfrutable de cada uno de nuestros estados anímicos, porque cada uno de ellos es un recordatorio de que estamos vivos.


Filosofía mimismiana.